Ayuda a perder peso
En general, el pescado contiene menos grasa que la carne. Ahora bien, recuerda que los pescados blancos (merluza, bacalao o rape) aportan mucha menos cantidad que los azules (sardinas, atún o salmón). Y además, la grasa que aportan es mucho más saludable la del pescado.
Favorece el desarrollo intelectual
El pescado es una de las principales fuentes de minerales como el zinc o el fósforo, y de vitamina A, B12 o de ácido fólico, nutrientes que intervienen en la concentración, la memoria y, el aprendizaje.
Fortalece tus huesos
Hay especies cuyas espinas también se comen, básicamente las más pequeñas. Las sardinas o anchoas frescas o enlatadas permiten comerlas enteras y tienen una cantidad extra de calcio para tus huesos. ¡Tanto como un vaso de leche!
Cuida de tu corazón
Tanto los pescados blancos como los azules protegen la salud de nuestro corazón. Por un lado, los primeros apenas contienen grasa (no supera el 2% de su peso), y por otro, la grasa de los azules, sobre todo sus ácidos grasos poliinsaturados, es beneficiosa para la salud cardiovascular.
Se digiere fácilmente
El pescado tiene proteínas poco fibrosas y poco colágeno comparado con la carne. Cuanto menos colágeno tiene un alimento más tierno resulta. Por eso, una rodaja de merluza es más blanda que un filete de carne y te costará mucho menos hacer la digestión.
Los estómagos delicados tienen en los diferentes tipos de pescado muchas opciones para cuidarse. Piensa que entre diferentes especies y modos de cocinarlos las posibilidades son infinitas.
Nutre los músculos
El pescado cuenta con una buena dosis de proteínas, tantas como la carne o los huevos. Este nutriente es especialmente importante para la recuperación de los músculos tras el ejercicio, y para que los órganos se mantengan y se desarrollen correctamente.
Aumenta las defensas
El consumo regular de pescado refuerza las defensas. Los ácidos omega 3 del pescado son un aliado importante del sistema inmunológico, ya que lo refuerza.
Se cocina de mil maneras
No hay que limitarse a la merluza o las sardinas. Incluir pescado en el menú semanal es muy sencillo, ya que, además de disponer de una enorme variedad de especies donde elegir, la forma de prepararlas puede ser muy distinta. Hay recetas y combinaciones para todos los gustos.